Esto de la crisis tiene su lado bueno: agudiza el ingenio.
Ayer entré en una tienda de libros usados en cuyo escaparate había visto un libro que me apetecía y le propuse, en lugar de comprárselo, cambiarlo por una serie de libros que ya había leido y no me interesaba guardarlos. Cómo uno de los libros era el de el Chico del pijama a rayas (novela sobrevalorada se vea por donde se vea), el señor me dijo inmediatamente que si incluso sin mirar el resto de libros que le llevaba. De hecho al final me dijo que él salía ganando y que volviera cuando quisiera.
El libro que yo cogí fué El gran Bazar del ferrocarril de Paul Theroux. Es verdad que El gallo de hierro, del mismo autor no he conseguido terminármelo, pero este libro me llamo desde el escaparate de esa libreria.Y
Y en la página 18 de la edición que yo tengo dice:
"Yo tenía los párpados hinchados a causa del resfriado que había pillado cuando el primer frío de septiembre se abatió sobre Londres y despertó en mí unas visiones de palmeras y del sonrosado calor de Ceilán. Aquel resfriado hizo más fácil dejarlo todo. Aquel viaje era una cura. - ¿Ha probado usted con aspirina? - No, creo que me iré a la India."
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