La experiencia en Anantapur, en la Fundación Vicente Ferrer, o como se conoce en esa parte del estado de Andra Pradesh, el RDT (Rural
Development Trust) ha sido una de las cosas más bonitas que me ha regalado la India ¡y mira que me ha regalado cosas!.
La verdad es que toda la gente que conozco que había estado venía siempre contando maravillas, pero es este caso, la realidad supera con mucho el relato, por lo que me temo que yo tampoco seré capaz de trasladaros todo lo que se siente allí. Y es que desde que llegas a Anantapur empiezas a darte cuenta que aquello es otra India. Para lo bueno y para lo menos bueno.
Al llegar, los de seguridad de la entrada tenían mi nombre perfectamente anotado y después de una corta espera, en la que no me enteré a que esperábamos, me dieron amablemente la llave de la habitación y con una gran sonrisa y en perfecto telugu, me vinieron a decir ahi te las apañes tu. Y ese es el resumen de lo que es el RDT y la WDT (Woman development Trust): amabilidad, sonrisas, eficacia y asumir que tu eres el que tienes que encontrar las soluciones. Ese es el resumen, pero detrás de ello hay mucho más.
Como no vi un alma por allí con quien poder cambiar impresiones,alguien de la oficina de Visitors, me comentó que a las 4'30 las abuelas bañaban a los bebes en el centro de maternidad; que me subiera en un bus-ricksaw y que empezara mi vida en la Fundación. Y yo, que para algunas cosas soy "mu bien manda", fué lo que hice.
El centro de planificación esta a menos de un kilómetro del RDT y allí van mujeres a dar a luz y a someterse voluntariamente a ligaduras de trompas. Esto, en un país con super población y donde tener hijas es un signo de mal Karma, es toda una revolución.
Una de las mujeres que trabajan en la fundación me contaba que tenía dos hijas y había decidido, junto con su marido someterse a la operación ya que aunque con su trabajo en la fundación ayudaba a la economía familiar, el trabajo de su marido como agricultor era cada vez más impredecible. Su decisión le había hecho ganarse la enemistad de sus suegros, pero al tener trabajo estaba en disposición de no estar obligada a vivir con ellos, por lo que todo era más llevadero.
Como veis en la foto, las abuelas indias lavan a los niños de una manera muy especial. Les hacen también un masaje estirándoles de los brazos y las piernas y les meten los dedos en la boca para sacarles las flemas. Sobre las piernas de las abuelas, boca arriba y boca abajo los pequeñajos berrean que da gusto, pero cuando el baño termina todos se quedan dormidos en brazos de sus abuelas que no paran de pedirte que saques fotos de sus niños.
En una sala anexa al lavadero hay una serie de camas donde las abuelas cambian la ropa de los "enanillos" y luego les acunan a la manera india.
Mientras en la sala de espera exterior unas 70 mujeres esperan su turno para consulta. Unas embarazadas, otras dando el pecho a bebes de días, Todas envueltas en sus coloridos saris mirando muy atentas a esa "blanquita" que no para de hacer fotos y que no lleva la boca abierta porque parecería aún más tonta de lo que ya se siente.
Con el sonido de los llantos de los bebes, unos llantos no de tristeza sino llenos de vida,me dispongo a volver a parar uno de esos ricksaws en los que igual caben tres que trescientos. Y es que en esta parte del mundo, la voluntad de que las cosas funcionen es lo que mueve cada día la vida de todos y cada uno.