Pié de foto: Hay personas que, como yo, creen en las hadas, Las hadas tienen muchas apariencias y en la India me imagino que serán algo parecido a ésta. Ya os lo diré cuando vea alguna
En la vida de todos hay momentos que, con el paso del tiempo se revelan como especialmente importantes.
Estos momentos, en mi propia experiencia, normalmente están relacionados con personas o con viajes.
Hace años tuve la inmensa suerte de entrar a trabajar en uno de los "mundos" más especiales en los que he podido hacerlo. Y digo mundo, porque era más que una oficina, más que una agencia. Era la materialización de la forma de pensar y de entender la vida de alguien a quien, con el tiempo he llegado a admirar y a querer mucho.
Y además era una forma de pensar y de entender la vida que, también con el tiempo, ha resultado que es mi forma de ver y entender esto tan complicado que llaman vivir. La diferencia es que él es ya un maestro y yo empiezo ahora el doctorado.
Esa persona, que se llama Teo, me ha regalado este poema de Kavafís para ponerlo en la cabecera de este nuevo viaje.
Me ha parecido tan apropiado, tan oportuno y tan maravilloso regalo que no me resisto a dejarlo aquí Titiritando.
Además de compartirlo con vosotros, mis amigos, tengo una excusa para expresarle mi admiración, mi cariño y mi agradecimiento.
¡Que bien que el destino decidió que coincidiésemos respirando!
Konstantínos Kávafis
ÍTACA.
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
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