La gran mayoría de la gente que viene a India destaca una cosa sobre el resto: las sonrisas.
Mi percepción es que en el sur se sonríe más que en el norte, pero tampoco he viajado tanto por el norte como para elevar esta sensación a afirmación categórica.
Lo que si que es verdad es que, en los pueblos y ciudades pequeñas se sonríe más que en las grandes ciudades. En eso, como en otras cosas, la India empieza a acercarse peligrosamente al llamado primer mundo. ¿Será el precio del desarrollo o sólo el de la estupidez humana?
Las sonrisas de los niños, de las que ya he hablado, son algo que te deja el corazón en suspenso, que supone un bálsamo que ayuda a digerir otras imágenes no tan idílicas, con las que también la India te empapa.
Pero anteayer por la noche, es decir la primera noche de Diciembre tuve un regalo en forma de sonrisa con el que nunca antes hubiera soñado.
Intentaba cruzar una de las calles más complicadas de esta zona de Bangalore, la 80th Feet Road aprovechando esa décima de segundo entre un autoricksaw, el autobús y una moto, cuando me dí cuenta que alguien me llamaba desde arriba, muy arriba. Dibujada sobre un terciopelo negro me miraba desde el cielo la luna, la luna sonriendo. Era la luna más bonita que he visto en mi vida. No era capaz de dejar de mirar pensando que igual la vista me estaba gastando una mala jugada. Sé perfectamente que al lado de la luna, a mayor o menor distancia según la estación del año, esta el brillante Venus, pero nunca antes había visto ese otro punto de luz, igual de luminoso. Venus símbolo del amor y Júpiter de la guerra unidos para poner ojos a la sonrisa de la luna.
¡Maldita sea! me había dejado la cámara en casa, para no ir tan cargada. La luna más especial de mi vida y no iba a poder guardármela. Cuando pude cerrar la boca y apartar la vista vi que a mi lado había una mujer de unos 60 años, con un sari muy viejo,también colgada de esa imagen. Nuestras miradas se cruzaron, nos sonreimos y las dos fuimos conscientes de que estábamos recibiendo un regalo muy especial.
No tengo ninguna foto para poder compartirla con vosotros, sólo puedo intentar trasmitíroslo con palabras. Espero que si cerráis los ojos por la noche y miráis al cielo, también a vosotros os sonría la luna.
NOTA: La foto corresponde al artículo de prensa de un periódico indio. la imagen que yo recibí era mucho más bonita que esta, pero a la sonrisa de la luna le debe pasar como a mí, que no le gustan las fotos, porque en ninguna de las imágenes que hay en internet se ha captado la imagen que yo vi.
Mi percepción es que en el sur se sonríe más que en el norte, pero tampoco he viajado tanto por el norte como para elevar esta sensación a afirmación categórica.
Lo que si que es verdad es que, en los pueblos y ciudades pequeñas se sonríe más que en las grandes ciudades. En eso, como en otras cosas, la India empieza a acercarse peligrosamente al llamado primer mundo. ¿Será el precio del desarrollo o sólo el de la estupidez humana?
Las sonrisas de los niños, de las que ya he hablado, son algo que te deja el corazón en suspenso, que supone un bálsamo que ayuda a digerir otras imágenes no tan idílicas, con las que también la India te empapa.
Pero anteayer por la noche, es decir la primera noche de Diciembre tuve un regalo en forma de sonrisa con el que nunca antes hubiera soñado.
Intentaba cruzar una de las calles más complicadas de esta zona de Bangalore, la 80th Feet Road aprovechando esa décima de segundo entre un autoricksaw, el autobús y una moto, cuando me dí cuenta que alguien me llamaba desde arriba, muy arriba. Dibujada sobre un terciopelo negro me miraba desde el cielo la luna, la luna sonriendo. Era la luna más bonita que he visto en mi vida. No era capaz de dejar de mirar pensando que igual la vista me estaba gastando una mala jugada. Sé perfectamente que al lado de la luna, a mayor o menor distancia según la estación del año, esta el brillante Venus, pero nunca antes había visto ese otro punto de luz, igual de luminoso. Venus símbolo del amor y Júpiter de la guerra unidos para poner ojos a la sonrisa de la luna.
¡Maldita sea! me había dejado la cámara en casa, para no ir tan cargada. La luna más especial de mi vida y no iba a poder guardármela. Cuando pude cerrar la boca y apartar la vista vi que a mi lado había una mujer de unos 60 años, con un sari muy viejo,también colgada de esa imagen. Nuestras miradas se cruzaron, nos sonreimos y las dos fuimos conscientes de que estábamos recibiendo un regalo muy especial.
No tengo ninguna foto para poder compartirla con vosotros, sólo puedo intentar trasmitíroslo con palabras. Espero que si cerráis los ojos por la noche y miráis al cielo, también a vosotros os sonría la luna.
NOTA: La foto corresponde al artículo de prensa de un periódico indio. la imagen que yo recibí era mucho más bonita que esta, pero a la sonrisa de la luna le debe pasar como a mí, que no le gustan las fotos, porque en ninguna de las imágenes que hay en internet se ha captado la imagen que yo vi.
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