Para los que leisteis el blog del primer viaje y además habeis comido rabitos de pasa que son buenos para la memoria, recordareis que en mi primer viaje a India estuve por Madurai. A pesar de que fué allí donde tuvimos la mala esperiencia de la bronca en el templo de Meenakshi, es uno de los sitios de India que recuerdo con más cariño y por eso le propuse a Mila ir a visitarlo. La pena fué que las Gopurams estan siendo reconstruidas y estan todas tapadas, pero el templo por dentro sigue siendo impresionante.
En el viaje de Marzo conocí a una vendedora de pulseras y bolsos que se llama María y es cristiana. Como el rato que pasamos con ella fué tan agradable, se me ocurrió preguntarle a un simpático "gancho" (esos que te enrollan para ir a determinadas tiendas) si la conocía y como nos caimos bien mutuamente, nos invitó a un té deliciosos, me dijo que volviera por la tarde a eso de las 7 que èl se encargaba de darle el recado. Y cumplió. A las 8 de la tarde, cuando íbamos de nuevo al templo para asistir a una de las pujas a las que son tan aficionados estos chicos, un joven se nos acerco y nos dijo que había una mujer esperándonos en la esquina. Como hay tantos buscavidas y por la mañana ya nos habían intentado engatusar con el cuento de que el templo estaba cerrado, no le hicimos caso. Al rato y mientras comprábamos agua se nos acerco una mujer que resultó ser María. Venía con su hija, Sonia de 10 años que tiene un pié absolutamente deforme debido a un atropello de un autobus.
La sonrisa de Sonia es de las que quitan el sentido. Esta todo el rato moviéndose, bailando sobre su pie desfigurado como si tuviera dos preciosos pies perfectos, chapurrea palabras en inglés, en italiano y alguna en español y nos mira. Nos mira todo el rato con unos enormes hojos negros que brillan constantemente.
María me cuenta que su marido se ha quedado sin el Ricksaw que conducía porque no tiene dinero para el alquiler y que ahora el único dinero que entra en casa es el suyo. Tiene otros dos hijos más, uno muy pequeño, que no consigo saber donde estan.
A Sonia le gusta mucho ir al colegio, pero no tiene uniforme, o sólo tiene uno muy viejo por lo que a petición de María decidimos comprar la tela para hacerle uno nuevo. Con la cantidad de tela que compran y teneindo en cuenta lo delgada que es Sonia creo que van a tener para 5 uniformes, pero lo que cuesta la tela es tan ridículo que casi nos da apuro.
De camino al hotel, ya de noche, María y Sonia se empeñan en enseñarnos la escuela Católica a la que van tanto Sonia como su hermano pequeño. Son dos edificios, uno con mejor pinta y otro totalmente en obras. En el patio tienen 2 grandes jaulas con pájaros; en una las crias y en otra los pájaros adultos. Sonia nos enseña todo-todo lo que se puede ver a esas horas y en penumbra-llena de orgullo y excitación. Cuando nos vamos, se arrodilla ante la imagen de una virgen y hace la señal de la cruz empezando por abajo, muy deprisa y muy seria (¿será la forma india?). Puede que sea todo teatro, pero en cualquier caso yo opto por creérmelo.
En la puerta del hotel nos encontramos con un señor judio que vive en Estados Unidos y con el que habíamos coincidido por la mañana en el templo. Nos cuenta que al día siguiente,junto con el resto de la familia se dirigen a Munnar. Nos intercambiamos e-mails y nos deseamos buen viaje.
Al despedirnos María se pone a llorar y Sonia le coge la mano, fuerte, fuerte.
Es posible que al llegar a casa piensen que ha sido un día de suerte para ellas, pero desde luego para Mila y para mi ha sido un regalo, tanto las experiencias del día como el haber tenido la oportunidad de ver la sonrisa de Sonia y el abrazo de esos bracitos tan delgados y tan llenos de vida.
Lamento no tener una mejor foto de Sonia, pero las buenas estaban en la cámara de Mila que se nos perdió en un control de policia del aeropuerto de Kochin.
2 comentarios:
Quedaos entonces con que fue un regalo de día y con que hicisteis feliz a una niña. Que me gusta mucho más este blog que el de marzo!!!
No sabes lo que me alegra que te guste. ya que vosotros haceis el esfuerzo de leerlo (y algunos de escribir, que mira que tengo amigos vagos) yo quiero hacer el esfuerzo de contaros cosas bonitas de la mejor manera. Espero conseguirlo.
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